La adicción al móvil es un problema que también afecta a los padres. De hecho, se estima que uno de cada cinco adultos españoles es adicto al móvil, siendo los padres adictos al móvil integrantes de este grupo, con las consecuentes implicaciones que esto tiene para su productividad laboral, estabilidad emocional y relaciones interpersonales. Sin embargo, lo que muchos padres pasa por alto es que su adicción al teléfono también puede influir en la relación que mantienen con sus hijos, así como en el desarrollo psicológico de los pequeños.
Según los neurocientíficos, los tres primeros años de vida de los niños son indispensables para el desarrollo de sus capacidades emocionales, lingüísticas, sociales y conductuales. En este período se crean nuevas conexiones neuronales que sientan las bases para el posterior desarrollo de muchas de sus funciones cognitivas. Sin embargo, la formación de estas redes neurales está condicionada en gran medida por la estimulación temprana que el pequeño recibe del entorno, específicamente de la relación que establece con sus padres.
Una relación basada en el cariño y el amor en la que los padres están atentos a las necesidades de sus hijos, en la que pasan tiempo juntos y existe una comunicación abierta estimula el desarrollo cerebral infantil. En cambio, una relación distante en la que los padres anteponen sus necesidades a las de los niños como son los padres adictos al móvil y en la que apenas tienen en cuenta sus deseos no solo deteriora el vínculo con sus hijos sino que también afecta el desarrollo emocional y conductual de los pequeños.
Así lo demostró un estudio publicado en la revista Child Development en el que se evaluaron a 170 familias que tenían al menos un niño con una edad promedio de tres años. Los investigadores les pidieron a los padres que indicaran la cantidad de veces que el móvil, el ordenador o la tablet interrumpían el tiempo que pasaban con sus hijos. Un 11% aseguró que nunca sucedía, un 17% que solo ocurría una vez al día, un 24% afirmó que pasaba par de veces en la jornada y el 48% reveló que el teléfono interrumpía la relación con sus hijos tres veces o más al día.
Al evaluar el comportamiento de los niños de esas familias, los investigadores encontraron que a medida que aumentaban las distracciones de los padres a causa de la tecnología, también se incrementaban los problemas de conducta en los niños, como las pataletas, las reacciones violentas y los enfados. Además, estos niños tenían más dificultades para comunicarse con los demás y expresar sus emociones de forma asertiva, a la vez que tenían una autoestima más baja.
Otra investigación, esta vez realizada por expertos del Departamento de Pediatría del Centro Médico de Boston analizó a 55 grupos de personas, en los que se incluía al menos un niño y un adulto, en restaurantes de comida rápida de esa ciudad. Los resultados mostraron que el 73% de los padres usaron el móvil mientras estaban con sus hijos, y la mayoría de ellos prácticamente no les prestó atención a sus pequeños durante toda la comida.
Lo más interesante fue que cuanto más distraídos estaban los padres, peor se portaban los niños. Su propósito era llamar la atención de los adultos y para ellos recurrían a todo tipo de trucos, desde tirar comida, tener un berrinche o levantarse de su silla e ir a otras mesas. Sin embargo, los padres en vez de percatarse de lo que sucedía, ante el mal comportamiento de los niños, se mostraban más irritables y enfadados.
Un estudio realizado por AVG Technologies encontró que el 42% de los niños, 4 de cada 10 pequeños, piensa que sus padres dedican más tiempo al móvil que a jugar con ellos.
Un problema que se agudiza aún más debido el efecto que este comportamiento tiene sobre los pequeños. Muchos de estos niños sienten que sus padres los subvaloran y no tienen en cuenta sus necesidades, a la vez que creen que son un estorbo para ellos. De hecho, el 57% de los niños que participaron en el estudio aseguran que desearían quitarles el móvil a sus padres para que les prestaran más atención.
No obstante, también está la otra cara de la moneda, los niños que piensan que se trata de una conducta “normal” e imitan el comportamiento de sus padres, convirtiéndose en unos adictos al teléfono potenciales. Estos niños crean y fortalecen muchas de sus relaciones interpersonales a través del teléfono, pasan gran parte del día pendiente a los mensajes y las actualizaciones en las redes sociales y terminan abstrayéndose de su entorno, al igual que sus padres, para vivir una vida virtual.
Para conocer más información y saber más sobre estos tipos de trastornos. El centro de logopedia infantil en Córdoba, Centro Educo, estará a tu disposición.
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